Jefferson Farfán a Guerrero: "Estamos en el Mundial conch..."

Las emociones embargan nuestros corazones cuando recordamos la clasificación de Perú a un Mundial luego de 36 años. Es indescriptible el sentir que siente cada peruano y, en especial, de los jugadores que fueron partícipes de esta gran hazaña.

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Elkin Sotelo, periodista de ATEC Sports, estuvo presente en el camerino de la Selección Peruana durante la celebración del comando técnico y sus jugadores. Un hecho trascendental del que pudo ser partícipe, fue de la llamada de Paolo Guerrero a su amigo Jefferson Farfán. Y así lo relata:

"LA SANGRE LLAMA

Sin los pies en el piso, Jefferson entra al vestuario peruano apurado por encontrar algo. Todo es locura a su alrededor y él se abstrae por un momento. Flota. Solo escucha los latidos de su corazón.

Le alcanzan el morral y manipula el Smartphone, sus contactos, le ingresan los mensajes como un tiroteo. Luis Advíncula pasa por su lado y lo intenta levantar en hombros, pero no lo logra porque alguien le arrojó cerveza en el rostro. Jefferson sigue pensando de prisa. Recibe el abrazo de Ricardo Gareca y una caricia de machos. Algo le dice el ‘Tigre’ que nadie más alcanza a escuchar. El crack recibe el mensaje de su entrenador como una hostia en la comunión.

Llamada entrante… Llamada entrante… Aparece en el Iphone la foto del mejor 9 peruano de todos los tiempos. Ya no es una falta de respeto para nadie; ni para Perico León ni para el ‘Tanque’ La Rosa ni para Franco Navarro. Paolo Guerrero es, por antonomasia, el delantero más brillante y querido de la historia del fútbol nacional.

Jefferson Farfán es hijo único de Charo Guadalupe. Pero tiene un hermano con quien el cariño y respeto es singular. Paolo Guerrero y Jefferson Farfán son hermanos. De sangre. De camiseta. De pecho.

Es del 9 hacia el 10. Pudo ser al revés, pero la línea le dio luz verde a quien en Rio de Janeiro estaba llorando de felicidad. La señal es buena, Jefry acepta la llamada y cuando ambos se tienen que saludar solo se escuchan sollozos entre ambos. Son los niños del ayer.

La sangre llama. Qué se pueden decir con la voz que las lágrimas no lo expresen mejor. El destino se los avisó desde pequeños. La primera vez que se vieron en una cancha, Jefry jugaba para el equipo de Óscar Montalvo en Municipal y Paolo en Alianza Lima, casa de los que sienten y expresan como ellos el fútbol. Por ADN, era trámite de que la ‘Foquita’ se mudaría a La Victoria y cuando eso ocurrió la profecía empezaba su manifiesto.

-Para papá Constantino-, alcanza a decir Farfán, el primero que se repone de quebrarse. Constantino Carvallo fue el educador que creyó que ambos serían jugadores históricos. Constantino se murió creyendo en eso. Murmurando para sus adentros.
- Gracias hermano, por ese gol, por tu gesto, porque dentro de todo lo que estoy viviendo –que es muy difícil-, me siento el hombre más feliz. Yo sabía que tú lo ibas a hacer-, responde entrecortado Guerrero, rodeado de amigos ocasionales en Barra da Tijuca, pero solo. Realmente solo.

- Tú me has ayudado a volver a la selección. Tú con el ejemplo y el coraje me hiciste reaccionar en la vida. Cuando ya nadie creía en mí, cuando me mataban, pusiste la cara y por eso eres el capitán de todo esto. ¡Estamos en el mundial concha de su madre!

- Al fin se puso a jugar el ‘Cholo’ Cueva. Esos gringos no eran nada, siempre fuimos mucho más. Y ‘Will’ y ‘Orejas’, bien parados. Un grande Pedrito Gallese. Cosa seria Renato. La ‘Sombrita’ me loquea, no sé por qué no juega en un equipo grande; es rapidísimo y tiene gol. Todos se sacaron de encima la presión y se echaron a tocar. ¿Sabes, Jefry? Se merecen toda esa fiesta de la gente, me muero por estar ahí.

- Vas a estar, mi hermano. Este es tu equipo. En los últimos días todo lo que hemos hecho es en tu nombre. Eres inocente de lo que te acusan y se va a demostrar y nos vamos a hacer el cagadón en Rusia. Esa es mi zona, tú tranquilo que yo nervioso.
Paolo le pide a Jefferson un par de cosas antes de cortar. Seguirán en contacto como siempre para reír y joderse y estar pendientes el uno del otro. El autor del gol peruano más vibrante de todos los tiempos le promete una tranquilidad y descanso que no va a cumplir. Y es que así han sido desde siempre.

Farfán y Guerrero son los niños que tuvieron una revelación en vintage. Tocados para el Perú. Son los hombres que tenían que hacer historia. Son ídolos, ahora sí coleccionables en cromos, también erráticos, pero mucho más importante que eso, son héroes mundialistas de carne y hueso.", redactó Sotelo.