Esposa explica en conmovedora carta qué significa estar casada con un futbolista

Ser futbolista tiene múltiples sacrificios. Muchos piensan que todos los jóvenes optan por esa profesión porque se ganan la plata fácil sin hacer mucho. Sin embargo, detrás de los aplausos o críticas, hay una familia que goza y sufre con el deportista.

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Sara, esposa del futbolista Manuel Corrales, escribió en su blog De Profesión Mamá los sacrificios que ha tenido que hacer para que su esposo logre cumplir sus sueños, sin necesidad de reclamarle los largos días de ausencia y los constantes viajes que tiene que hacer como profesional.

“He tenido que postergar mis sueños por ver cumplir los suyos. He tenido que relegarme a un segundo lugar por verlo pasar a él, y muy orgullosa yo, estar al lado para aplaudirlo. He extrañado, llorado y sufrido no poder estar con mi familia. He pasado fiebres y malas noches solas. He visto como, mientras todos hacen planes de fin de semana familiares, yo he tenido que ayudar a armar maletas para una concentración o un viaje. Veo la cara de sufrimiento de mis hijos cuando papá cierra la puerta para ir a trabajar por nosotros. He pasado sola mis cumpleaños, y he tenido que hacer maravillas para que los enanos no sientan la ausencia de papá en los suyos”, escribe en uno de sus párrafos Sara.,

Sara comenta que conoció a Manuel a los 19 años, en enero de 2006. Aduce que en un principio nada fue fácil, ya que vivían en diferentes ciudades. “Empezó rápido, no vivíamos en la misma ciudad, el fútbol ya nos estaba enseñando partes de sus “sacrificios”, al menos a mí. El extrañarlo tanto, y el sentir esa necesidad de estar con él fueron mi principal indicio: Sara, estás enamorada de “El futbolista”, afirmó.

“En estos años aprendí a ser barrista, pero también a hacer meditación cuando toca lluvia de críticas. Aprendí a ser consejera, apoyo moral, aun cuando yo me sentía más destrozada que él. Aprendí a ser DT, comentarista deportiva y una “agenda con patas” teniendo ya en la cabeza fechas y horas de todos los partidos del año con la misión de saber qué días tendríamos a papá en casa. No fue fácil. Créanme que mientras el quemaba las últimas energías de sus músculos en una cancha, o en una pretemporada como ahora, yo quemaba mis energías emocionales para poder sonreír cuando extrañaba nuestra casa y estaba sola en una ciudad nueva”, complementó.

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