Sedes Copa América 2020

Selección Peruana: ¿Qué analizar tras la clasificación de Perú en la Copa América?

La actitud en el campo, las falencias (porque las hubo) y hasta el trabajo de los hinchas en partidos que mostraron dos extremos diferentes. ¿Qué nos deja la clasificación de Perú a semifinales de Copa América?

Selección Peruana. Foto: Twitter
Selección Peruana. Foto: Twitter

La actitud en el campo, las falencias (porque las hubo) y hasta el trabajo de los hinchas en partidos que mostraron dos extremos diferentes. ¿Qué nos deja la clasificación de Perú a semifinales de Copa América?

La redención superó a la rendición. La memoria de la Selección Peruana, tan criticada por su costumbre y tendencia a la fragilidad, recordó lo lindo que es encontrar espacios, y mejor aún, recordó lo lindo que es ocuparlos. Lo lindo que es tenerla, y mejor aún, lo lindo que es que la tenga el otro. Lo lindo que es accionar, pero mejor aún, lo lindo que es reaccionar.

El feriado pasó a ser la segunda excusa por la cual hoy podemos celebrar. El primero de nuestros festejos se apellida Zambrano. Carlos trajo a casa la tranquilidad que Rodríguez en algún momento se llevó. A su lado, cualquier central es más central, y cualquier uruguayo es menos uruguayo.

Carrillo también volvió, lo que hizo volver a Advíncula a campo propio cuando tocaba defender. Trauco la sacaba por la línea sabiendo de que Edison la volvería a meter. La comodidad de saber que alguien hará lo que es su deber hacer, le permitió a Perú disfrutar de una seguridad que hace mucho tiempo se encontraba en estado NN en esta Copa América.

La recuperación se hizo consigna. Anímica primero, y de balones en mediocampo después. Tapia y Yotún supieron pasarla mal, como también recordaron pasarla, a la pelota, bien. Distribución sin disfunción. Eso sí, es sábado, y como de costumbre, la gente pide VAR. Qué tecnológico es nuestro alivio. Ese que, por tres veces, se quedó en ‘fuera de juego’. Y no había que revisar en una pantalla la legalidad de nuestros nervios.

Charrúas sin bastón y Perú con sólido bastión. Tabárez no hizo uso de la herramienta que lo ayuda a ponerse de pie. Los suyos también esperaron sentados a que su camiseta pese más que la nuestra. Y aunque no hay Uruguay que mal muera, la dignidad de los orientales hubiese sido mayor de no ser por el hecho de pensar que con su dignísima 'piel' iba a ser suficiente.

El confiarse, nunca podrá más que el confiar.

Pero si un extremo no nos nubló a algunos, que este tampoco lo haga. Lo que nos sobró en construcción escaseó en definición. Lo que abundó en asociación de Flores, faltó en invención de Cueva. Era morir o matar, pero a pesar de vivir, no supimos (o no pudimos) rematar.

Partido para los hinchas también. Los que se fueron contra Brasil no debían empezar contra Uruguay. Las cinco puñaladas dejan marcas, y quien las muestra es quien demuestra lo honorable que es no alentar a la cobardía de quien se oculta, de quien se ríe, o de quien no le pesa la cosa.

Perú, país de enemigos en días malos, aprendió a sostener la calma mientras retenía, desde un punto blanco, su propia alma. En este invierno, hay Flores que no se marchitan. Y hay feriados de excusa religiosa que guardan apostólica reconciliación. Gallese hizo más digno el día de San Pedro. Las llaves las quiso Suárez, pero solo él tenía el acceso al cielo momentáneo que ahora disfrutamos.

Y cielo, no hay más ‘Celeste’ que este.