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¿Jugar al fútbol aumenta el riesgo de sufrir demencia? 

El jugar fútbol podría suponer algunos riesgos, más allá de lesiones musculares.

Daños neurológicos. Foto: Captura
Daños neurológicos. Foto: Captura

El jugar fútbol podría suponer algunos riesgos, más allá de lesiones musculares.

Lejos de la conocida frase de que el deporte es salud, algunas investigaciones dan cuenta de los serios riesgos neurológicos que trae el jugar al fútbol a nivel profesional. 

Según los estudios realizados por investigadores del Clínic-IDIBAPS de España, los jugadores profesionales están predispuestos a sufrir el trastorno del sueño REM y, posteriormente, puede evolucionar hacia la demencia.

El estudio concluye que, entre las personas con este tipo de trastorno de sueño, hay un porcentaje mayor de futbolistas profesionales, respecto a la población general.

En las pruebas realizadas, se pudo comprobar que los pacientes con trastornos del sueño de fase REM tienen conductas motoras vigorosas durante el sueño, pesadillas y ausencia de relajación muscular. Este trastorno afecta especialmente a hombres de más de 50 años.

Los estudios también concluyen que el trastorno del sueño también se asocia a factores de riesgo externos relacionados con la aparición de enfermedades neurodegenerativas, como los traumatismos craneoencefálicos.

"En los deportes de contacto, la exposición repetida a golpes en la cabeza puede inducir una pérdida neuronal progresiva o la acumulación de depósitos de la proteína alfa-sinucleína. Esta es una posible explicación del porqué en el fútbol y en otros deportes de contacto, los deportistas profesionales pueden desarrollar distintos tipos de enfermedades neurodegenerativas unas décadas después de retirarse", señaló Alex Iranzo, uno de los investigadores.

"La asociación entre enfermedades neurodegenerativas y los traumatismos craneoencefálicos hace que podamos especular que, en los futbolistas retirados de nuestro grupo de estudio, la exposición repetida a golpes en la cabeza pueda ser uno de los factores que contribuyeron a la aparición del trastorno del sueño REM y seguidamente al Parkinson y la demencia", agregó.

Esta investigación se encuentra tan avanzada, al punto de que se ha publicado en la conocida revista Journal of Neurology. sin embargo, se seguirán llevando a cabo más pruebas para dar un diagnóstico más certero.