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Por: Andina • Futbolperuano.com

Covid-19: ¿Qué es el placebo y por qué lo usan en los ensayos clínicos de vacunas?

Cierta controversia se ha generado en nuestro país por el uso del placebo en las pruebas de las vacunas contra el coronavirus.

Actualización
Los ensayos clínicos de coronavirus trajeron gran controversia en Perú. Foto: Andina
Los ensayos clínicos de coronavirus trajeron gran controversia en Perú. Foto: Andina

Cierta controversia se ha generado en nuestro país por el uso del placebo en las pruebas de las vacunas contra el coronavirus.

Andina. Un placebo no tiene ningún tipo de actividad farmacológica, pero sí juega un rol importante dentro de un ensayo clínico. Gracias a él, es posible comparar qué efectos produce en los voluntarios la vacuna en estudio o una sustancia inofensiva que no es vacuna pero tiene el mismo aspecto.

El placebo es visualmente igual que el objeto de estudio y no causa ningún daño en el organismo; en el caso de las vacunas, se usa agua estéril, mientras que en ensayos de pastillas podría utilizarse una vitamina, explica a la agencia Andina el epidemiólogo Manuel Loayza Alacario, exdirector del Centro Nacional de Epidemiología.

Su administración puede tener un efecto psicológico en la perspectiva de las personas sobre su sintomatología: signos como la temperatura corporal y síntomas como dolor de cabeza o dolor de garganta. Es decir, puede provocar en algunos voluntarios del ensayo clínico un efecto al "creer" que su cuerpo ya está a salvo.

Generalmente, estos estudios clínicos tienen un mecanismo de “doble ciego”, como en el caso de las vacunas contra el coronavirus de Sinopharm explica el especialista. Es decir que tanto los voluntarios como los investigadores del estudio -incluso quienes aplican la inyección- desconocen qué sustancia (vacuna o placebo) ha sido administrada a cada persona.

“Hay dos grupos, pero para todos se procede igual. A todos se les da la misma importancia hasta el final. Cada participante entiende el ensayo clínico del que está participando y los beneficios que puede tener, también es informado sobre la ayuda que recibirá del estudio en caso haya una complicación por el evento y cómo se compromete la industria para solventar ese efecto”, explicó Loayza.

El también docente de posgrado en la universidad Wiener, asegura que la administración de la vacuna y el placebo es dispuesta al azar por un sistema de computadora o un mecanismo de lotería, no por el equipo investigador. Únicamente el investigador principal tiene identificados los lotes que corresponden a vacunas y placebos, información que mantiene en secreto hasta finalizar el estudio.

Según indica el epidemiólogo, el equipo investigador evalúa primero a las personas inscritas a través de una entrevista personal y luego se les somete a un estudio clínico para asegurarse de que no tengan alguna enfermedad, dolencia crónica o problema inmunológico severo, ya que eso sí podría generar complicaciones durante la fase de ensayo. Finalmente, se obtiene una población homogénea de personas sanas y con pocas probabilidades de enfermar.

Posteriormente, a cada persona que integra el grupo seleccionado se le coloca la primera dosis de la vacuna o el placebo y se le hace un seguimiento y monitoreo remoto diario durante todo el periodo de estudio. A los 28 o 30 días, según corresponda, se les aplica la segunda dosis del medicamento en caso se contemplen dos dosis.

A continuación, el equipo investigador realiza la medición de anticuerpos a fin de conocer la efectividad de la vacuna. Mediante este análisis, explica, se puede conocer en cuántos se desarrolló la vacuna y en cuántos no hubo una respuesta. “Una vez que tengo todos los exámenes a partir de la sangre de cada uno comparo y separo a los A1 y A2. Entonces A1 es la vacuna, el A2 es el placebo”.

“Existe el riesgo de que esos placebos puedan enfermarse en el transcurso del ensayo porque no tienen la protección, pero nadie lo sabe hasta que administran las dos dosis y se evalúa”, comentó Loayza.

Muchos pacientes en los dos primeros días después de recibir las dosis experimentan dolor, hinchazón, fiebre u otros síntomas que comúnmente aparecen tras recibir cualquier vacuna, pero no deben ocurrir por mucho tiempo. Si eso sucediera, se debe evaluar si es a causa del placebo o la vacuna.

Pero durante distintos estudios también se han reportado acontecimientos inesperados, llamados reacciones adversas, apunta el médico, que han generado pánico y favorecido a la desconfianza de la vacuna, propiciada además por el tratamiento informativo tendencioso de la prensa. Esto ocurrió tras el fallecimiento por coronavirus de una voluntaria, pese a que el equipo investigador comprobó que la sustancia que había recibido fue placebo.

“Si recibió placebo se puede contagiar y puede fallecer porque no tenía anticuerpos. Pero si es debido a la molécula que se está probando para la vacunación, entonces el estudio debe parar hasta revisar los temas de efectividad. Si la evaluación no tiene resultado positivo, regresa nuevamente a la fase 2, que es nuevamente experimentar en pequeños grupos”.