Paolo Guerrero: vida y sacrificios del capitán de la Selección Peruana

Cuando en unos años se hable de los futbolistas peruanos que marcaron historia no cabe duda alguna que Paolo Guerrero estará entre los primeros mencionados. Y es que lo del ‘Depredador’ ha superado la parte netamente deportiva y mucha de la admiración que sienten pequeños y grandes se debe a ese carácter luchador de imponerse a la adversidad. Tal vez, ese sea el ‘espejo’ al que todo peruano le gustaría mirarse en la vida que le tocó vivir. 

Sin embargo, como todos, Paolo no tuvo las cosas sencillas y fue una muestra más que la disciplina y perseverancia son claves para cualquier persona. Desde pequeño, cuando jugaba en Alianza Lima, su mamá era su más fiel admiradora pero también la responsable de encaminarlo. 

Incluso, en detalles como la comida, su madre ‘Doña Peta’ cuidaba que su hijo se alimentara sanamente. Ese fue tal vez uno de los primeros ‘sacrificios’ que hizo José Paolo tomando en cuenta que por esos tiempos era un niño al que le hubiese gustado alguna que otra comida ‘chatarra’. Lo que para otros pudiese ser una ‘tontería’, para él era el inicio a una carrera extraordinaria. 

Su buen desempeño con el balón le bastó para marcar la diferencia junto con quien se convertiría en su mejor amigo: Jefferson Farfán. Sin embargo, el reto más grande llegó fuera del país, en Alemania. Allí en Europa, un gigante como Bayern Múnich le puso la puntería y lo acogió. Esos años fueron valiosos para su formación y más aún cuando llegó al primer equipo que por ese entonces tenía a otro peruano: Claudio Pizarro.

Después de los ‘bávaros’, Paolo ancló en otro club con historia como Hamburgo. En dicho club también se hizo de un nombre y hasta ahora es recordado por lo que logró allí. Fue el mismo fútbol el que lo llevó hasta Brasil para defender a grandes clubes como Inter de Porto Alegre (su actual equipo), Flamengo y Corinthians. Con este último logró adjudicarse el Mundial de Clubes gracias a un gol suyo. 

Pero si de marcar historia se trata, no cabe duda que en la Selección Peruana lo hizo. El combinado nacional venía con muchos años de frustraciones y derrotas. De ‘pelear’ siempre por no quedar últimos en las Eliminatorias y ser ‘mejores’ que Bolivia o Venezuela. Pero la llegada de Gareca le permitió tener otra clase de protagonismo dentro del plantel.

Paolo se convirtió en el abanderado del ‘Tigre’. No solo por juego, lo que transmitía en el vestuario lo catapultó como el capitán indiscutible para Gareca y los compañeros así lo comprendieron de inmediato. 

Aunque la escuadra Bicolor fue duramente criticada en las primeras jornadas de las Clasificatorias a Rusia 2018, Guerrero y compañía se concentraron en un solo objetivo: regresar a Perú a un Mundial. Y con resultados ‘romper rachas’ como las victorias en Paraguay y Ecuador sumado a la victoria en Lima en el repechaje ante Nueva Zelanda, el plantel se metió a una cita mundialista luego de 36 años. 

Seguramente será contada como una anécdota dolorosa la casi exclusión de Paolo de dicho Mundial por un supuesto dopaje; sin embargo, para felicidad de él y el resto del país esto no prosperó y vimos al ‘Depredador’ cumplir su más grande sueño de niño: jugar una Copa del Mundo con Perú.

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